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Cámaras de aire, aíslalas correctamente

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Existe una alta probabilidad de que en edificios construidos antes del año 1979, año de entrada en vigor de la NBE-CT 79, no se encuentren aislados térmicamente. A partir de los años 80 es cuando se empezó a colocar aislamiento de manera obligatoria; no obstante, los espesores utilizados eran muy reducidos (entre 1-2 cm en los años 80 y entre 3-4 cm en los años 90 en fachadas). Con la llegada del Código Técnico de la Edificación estos espesores han ido aumentando considerablemente (entre 8 y 12 cm en la zona Norte) y seguirán en aumento con la entrada en vigor del futuro Documento Básico de Ahorro de Energía el próximo año. Cámaras de aire en los edificios anteriores a 1979 En los edificios anteriores al 79, aunque carecían de aislamiento, sus fachadas solían estar formadas por doble hoja de ladrillo y cámara de aire en su interior. Esto quiere decir que la fachada estaba formada por dos hileras de ladrillo entre las que se dejaba una separación, la cámara de aire. A continuación, vamos a hablar sobre una forma de aislar este tipo de viviendas o aquellas que, aun siendo posteriores al año 80, su aislamiento es mínimo o incluso inexistente por el paso del tiempo. El objetivo de aislar las cámaras es rellenar ese espacio existente entre las dos hojas de ladrillo con el material más adecuado. La principal ventaja con respecto al aislamiento mediante un trasdosado interior es que no perdemos espacio en el interior de nuestra vivienda. Existen distintos tipos de materiales que se pueden utilizar para inyectar las cámaras de aire, pero el procedimiento es similar. 3 pasos para aislar correctamente las cámaras de aire 1. Estudio previo de la fachada En primer lugar, es necesario realizar un estudio previo del estado de la fachada observando los siguientes aspectos: Se debe comprobar el estado de la cámara, cerciorándonos de que es continua. Cualquier elemento que pueda obstruir la cámara evitará que ésta se rellene completamente, mermando notablemente la efectividad del aislamiento. Comprobar que no existan fisuras en la cara exterior de la fachada por las que podamos perder material. Supervisar las juntas de mortero para determinar si existen fisuras o desprendimientos. Comprobar si existen humedades y, en caso afirmativo, identificar su causa y reparar previo al insuflado de la cámara. Sellar todos los huecos y agujeros para evitar la pérdida del material aislante. 2. Insuflado de las cámaras Una vez realizadas las comprobaciones pertinentes y subsanados los posibles problemas mencionados anteriormente, se procede al insuflado de las cámaras. El material se puede inyectar tanto desde el interior como desde el exterior. Resulta más ventajosa la segunda opción ya que genera menos molestias a los habitantes de la casa y se puede aprovechar para realizar alguna mejora necesaria en la fachada. El proceso es bastante sencillo: Primeramente, se replantean las perforaciones. Una vez realizados los agujeros, se inserta la boquilla de la manguera que forma parte de la máquina de inyección y se rellena por completo la cavidad. Por último se tapan y sellan los orificios practicados en la fachada. 3. Materiales para el insuflado de las cámaras Finalmente, nos queda definir qué materiales podemos utilizar para el insuflado de las cámaras: Aislamiento de celulosa El aislamiento de celulosa está fabricado mediante un proceso de reciclaje a partir de papel de periódico. Este tipo de aislamiento se caracteriza por un bajo coeficiente de conductividad térmica, lo que le hace ser un buen aislante al frío en invierno. A su vez, en verano, permite que el calor de los rayos del sol penetre de forma retardada, mejorando el aislamiento en bajo cubiertas y muros orientados al sur. Obtiene unas altas prestaciones como aislante acústico y es capaz de almacenar parte de la humedad sin perder sus propiedades. No es tóxico, ya que no contiene ningún tipo de sustancias o aditivos que puedan resultar nocivos. Es sustentable, ecológico y el 85% de sus componentes son reciclables. Insuflado con lana mineral La lana mineral es un material aislante térmico y acústico que proviene de la fusión y fibrado de arenas o rocas. Se trata de un material ignífugo e incombustible. Una vez insuflada, el material queda totalmente compactado en el interior de la cámara. Tiene una conductividad baja, lo que le confiere unas buenas propiedades como aislante térmico; presenta a su vez una gran porosidad, lo que le permite actuar como aislante acústico. Es recomendable cuando el espesor de la cámara es superior a 4 cm. Insuflado con perlas de poliestireno Las perlas de poliestireno expandido se inyectan en la cámara mediante insuflado en seco. Se trata de un material idóneo para el aislamiento de cavidades finas, por lo que su uso es recomendado en cámaras de aire a partir de 1,5 cm de espesor. Es un material duradero y permite la transpiración de la fachada. Existe una variante formada por perlas de poliestireno expandido recubiertas de grafito. Resulta notablemente más eficaz, ya que las partículas de grafito reflejan y absorben la radiación infrarroja, reduciendo considerablemente la conductividad térmica de las placas aislantes respecto a los productos convencionales. Inyección de poliuretano La espuma rígida de poliuretano es un material plástico de composición celular. Se suele aplicar proyectado como aislamiento en fachadas y cubiertas pero también se puede inyectar en las cámaras de aire para mejorar el aislamiento. El poliuretano se inyecta en estado líquido en la cámara de aire de la fachada, expandiéndose en el interior y formando una espuma rígida de celda abierta de gran capacidad aislante y muy baja densidad, donde sólo el 2% es materia sólida. Hay que poner especial cuidado en su ejecución; se debe rellenar la cámara con precisión, evitando así que su expansión produzca tensiones excesivas que puedan llegar a fisurar el cerramiento. La elección del mejor material para rellenar la cámara depende de las particularidades de cada caso, por lo que es conveniente dejarse aconsejar por especialistas que analizarán la situación optando por la elección más óptima. Si estás interesado en

Vivienda de consumo casi nulo

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Recuerda este término, nZEB que hace referencia a los «edificios de consumo casi nulo» que son los edificios que cumplen con un nivel de eficiencia energética muy alto, de forma que el consumo de energía es muy bajo, todas las viviendas pasivas son también de consumo casi nulo. Hay que tener en cuenta que prácticamente el 40% de la energía consumida en la Unión Europea corresponde a los edificios. Los estados miembros de la UE deberán tomar medidas efectivas para que a partir del 2018 todos los edificios públicos sean de consumo casi nulo y, a partir de 2020, lo sean el resto de los edificios. ¿Cómo se consigue que un edificio obtenga consumo casi nulo? Se debe actuar sobre una serie de aspectos, que van desde el diseño de la vivienda y su implantación en el entorno hasta el uso de materiales e instalaciones planteadas de forma que permita un ahorro energético importante. Debemos minimizar las necesidades energéticas del propio edificio. Al igual que en las viviendas pasivas debemos de contar con un buen diseño arquitectónico que tenga en cuenta las condiciones climáticas y las particularidades del entorno ambiental. Una vez planteado el diseño, proyectamos una envolvente dotada del aislamiento necesario instalado de manera precisa para eliminar los puentes térmicos y aprovechar la inercia térmica de los propios muros. Se debe poner especial atención en la hermeticidad de la vivienda, evitando filtraciones. Es necesario instalar carpinterías de altas prestaciones, con vidrios dobles o triples de baja emisividad. El proceso de construcción tiene que ser muy meticuloso, llevando un control riguroso en todos los aspectos. A la hora de plantear las instalaciones tenemos que buscar equipos de alta eficiencia apoyados por energías renovables, lo que permite obtener el confort necesario con un bajo consumo. En determinadas viviendas, construidas bajo estándares rigurosos, la aportación de las instalaciones de calefacción y refrigeración es mínima; bastaría con ciertos emisores colocados estratégicamente para conseguir la temperatura deseada. En este tipo de viviendas se hace necesario instalar un sistema de ventilación mecánica con recuperador de calor como el de la imagen que acompaña a esta entrada. Finalmente, podemos utilizar la domótica para ahorrar energía. Se trata del conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de la vivienda. Esto facilita el ahorro energético, ya que nos permite la gestión de la iluminación, de la climatización, del agua caliente sanitaria, del riego, de los electrodomésticos… aprovechando de manera más eficiente los recursos naturales. El hecho de poder monitorizar los consumos nos permite modificar los hábitos y aumentar el ahorro y la eficiencia de los edificios. Está claro que este tipo de viviendas tienen efectos muy beneficiosos tanto para sus ocupantes como para el medio ambiente; se reducen los costes de energía y, a su vez, las emisiones de CO2 a la atmósfera.

¿Qué es la construcción pasiva? II

A la hora de diseñar y construir una casa pasiva uno de los elementos más importantes es su envolvente de la que se deben considerar los siguientes factores: Aislamiento térmico. Se debe aislar toda la vivienda de forma continua alrededor de la envolvente. Se debe comprobar que se utiliza la denominada «regla del rotulador», que significa que se ha de mantener la envolvente térmica sin discontinuidades de manera que pueda dibujarse una línea continua sin levantar el rotulador. Esto mejora notablemente el comportamiento térmico de la vivienda, especialmente en invierno, cuando las diferencias de temperatura entre interior y exterior son mayores. Es necesario calcular el espesor de aislamiento apropiado ya que a partir de cierto espesor la mejora de la eficiencia energética resulta poco relevante en relación con el coste y la funcionalidad. Ventanas. Las ventanas son el elemento más débil de la envolvente del edificio. Para poder conseguir llegar a los requisitos mínimos que establece el estándar passivhaus, es necesario el uso de ventanas de altas prestaciones térmicas, con acristalamiento doble o triple según la zona climática, e incluso con el relleno mediante gas noble de las cámaras existentes entre los vidrios, lo que mejora su comportamiento. El vidrio recomendado es un bajo emisivo, para reflejar el calor del interior del edificio en invierno, y mantenerlo en el exterior en verano. Inercia térmica. Se trata de la propiedad que tiene un cierto material o elemento constructivo para almacenar calor, conservarlo y liberarlo de una manera paulatina. Los elementos con una alta inercia térmica permiten mantener la temperatura estable en el interior de las viviendas. Puentes térmicos. Son zonas en las que se transmite más fácilmente el frío o el calor, principalmente por la falta de aislamiento, como pueden ser los cantos de los forjados o los contornos de las ventanas. Estos puentes térmicos perjudican la eficiencia energética del elemento constructivo y aumentan el riesgo de condensaciones y la aparición de moho superficial. Como comentábamos anteriormente el hecho de dar continuidad al aislamiento en toda la envolvente minimiza o elimina los puentes térmicos. Hermeticidad. Repercute directamente en la eficiencia energética de la vivienda. Las filtraciones son pérdidas energéticas que se producen por la entrada de aire no deseado a través del cerramiento. Además, este tipo de filtraciones afectan notablemente al confort de la vivienda. Para medir la hermeticidad de la vivienda y comprobar que realmente se cumplen los valores establecidos por el estándar passivhaus se realiza el llamado test de Blower-Door (prueba de presurización) al que corresponde la imagen que ilustra esta entrada. La envolvente exterior del edificio debe tener un resultado en la prueba de la presurización inferior a 0.6 renovaciones de aire por hora (valor de estanqueidad 50 Pa). Ventilación mecánica con recuperador de calor. La vivienda necesita ser ventilada, ya que se debe renovar el aire viciado que se produce durante la vida cotidiana. Se hace necesaria la instalación de un sistema de ventilación mecánica controlada con recuperación de calor. Este sistema está formado por dos circuitos: uno por el que se produce la entrada de aire exterior y otro por el que sale el aire viciado del interior. Ambos circuitos convergen en el recuperador de calor. Se trata de un aparato que se encarga de captar el calor del aire viciado que se expulsa al exterior para transmitirlo al aire exterior que se introduce en la vivienda; de esta forma se aumenta la temperatura del aire que entra, por lo que será necesaria mucha menos energía para calentar la vivienda. Además, el aparato permite filtrar el aire, lo que asegura la calidad higiénica de los espacios interiores y garantiza la extracción al exterior de agentes que pueden ser nocivos para el cuerpo humano como el CO2 y otros gases nocivos como el radón, vapor de agua, componentes orgánicos volátiles (COV) y olores de la actividad humana. Finalmente, podemos utilizar la domótica para ahorrar energía. Se trata del conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de la vivienda. Esto facilita el ahorro energético, ya que nos permite la gestión de la iluminación, de la climatización, del agua caliente sanitaria, del riego, de los electrodomésticos… aprovechando de manera más eficiente los recursos naturales. El hecho de poder monitorizar los consumos nos permite modificar los hábitos y aumentar el ahorro y la eficiencia de los edificios. Son muchos los aspectos que se han de tener en cuenta para poder construir una vivienda passivhaus. Para poder cumplir todos ellos, la plataforma passivhaus comercializa una herramienta que permite analizar el balance energético de la vivienda estableciendo la relación entre ganancias y pérdidas, a través de la introducción de los datos técnicos de todos los materiales que se van a incluir en la vivienda. Se trata de proyectos muy completos donde se estudia cualquier detalle al milímetro ya que después se hace necesaria la comprobación in situ de todas las características definidas en el proyecto para obtener la certificación. En las viviendas pasivas el ahorro anual de la energía está entorno al 90%. Pero sobre todo hay un aspecto a tener en cuenta y ese es el confort. Son muchas las horas que pasamos en nuestra casa y resulta muy importante contar con una vivienda que no solo sea confortable sino saludable y además respetuosa con el medio ambiente.

¿Cómo calentar tu casa? Tipos de calefacción para la vivienda

En el siguiente artículo del Blog vamos a conocer diferentes tipos de calefacción que podemos instalar en nuestra vivienda. Los sistemas de calefacción basados en fuentes de energía como el gas, el gasoil o la electricidad han sido los más conocidos y, por tanto, más utilizados en las últimas décadas; no obstante, poco a poco van cobrando mayor importancia otros sistemas que utilizan energías renovables como pueden ser la aerotermia, la geotermia o las calderas de biomasa y estufas de pellets. A continuación, vamos a explicar brevemente el funcionamiento de los diferentes tipos de calefacción: CALDERA DE GAS Las calderas de gas cuentan con un quemador donde se produce la combustión por la mezcla del gas y el aire. Los gases calientes producidos en la combustión permiten el calentamiento del agua hasta la temperatura deseada. Este proceso se realiza en el intercambiador, una tubería larga en forma de serpentín, donde por un lado entra el agua fría y a medida que va recorriendo la tubería capta el calor procedente de la combustión del gas. El agua ya caliente circula por las tuberías hasta llegar a los radiadores. CALDERA DE GASOIL Las calderas de gasoil funcionan de forma similar a las de gas. En este caso la caldera utiliza un sistema de combustión donde arde el gasoil provocando unas llamas controladas pero con duración. El fuego, por la combustión, calienta el intercambiador de calor donde el agua aumenta de temperatura para posteriormente pasar al circuito de tuberías que la llevan hasta los radiadores. CALEFACCIÓN ELÉCTRICA Los sistemas de calefacción eléctrica están basados en el denominado Efecto Joule. En líneas muy generales, este efecto consiste en que cuando una corriente eléctrica circula por un conductor, éste opone cierta resistencia al flujo de la corriente, provocando que parte de la energía se disipe en forma de calor.Señalamos a continuación los distintos tipos de calefacción eléctrica más comunes: Radiadores eléctricos: aparatos que se enchufan a la corriente eléctrica y transforman la energía en calor mediante una resistencia. Convectores: sistemas de calefacción eléctrica que tienen un ventilador que hace pasar aire forzado a través de las resistencias. Emisores térmicos: tipo de calefacción fija que funciona conectada a la corriente eléctrica. Contienen unos acumuladores que permiten el almacenamiento de la energía para ser utilizada posteriormente en forma de calor cuando sea necesario. Se distinguen dos tipos, estáticos y dinámicos. La diferencia radica en que los dinámicos están dotados de un ventilador que ayuda a disipar el aire caliente. Existen tres tipos de emisores térmicos: de tecnología seca, fluida y emisores cerámicos. Acumulador térmico: Es un aparato del sistema de calefacción que almacena el calor producido generalmente por la electricidad en un núcleo de bloques cerámicos aislándolo para su posterior uso. Su funcionamiento permite consumir energía eléctrica durante los períodos de tarifa reducida (tarifa de discriminación horaria TDH), transformarla en calor y almacenar ésta en su interior para ir cediéndola gradualmente al ambiente según las necesidades. CALDERA BIOMASA / ESTUFAS DE PELLETS Las calderas de biomasa utilizan como fuente de energía residuos orgánicos como restos de podas, huesos de aceituna, cáscaras de nuez, de almendras o de pistacho y astillas o briquetas, aunque lo más habitual es usar pellets. El pellet es un pequeño conglomerado de entre dos y tres centímetros, formado a base de serrín prensado de madera; es un material de alta densidad y gran poder calorífico. Las calderas de biomasa van conectadas al circuito de agua caliente y calefacción de la casa, de forma similar a las calderas de gas o gasoil. Su funcionamiento se basa en la recuperación del calor generado durante la combustión de la biomasa para calentar el agua del circuito del intercambiador de la caldera, de modo que éste derive el agua caliente al circuito de calefacción. Según el tipo de biomasa que utilicen, se distinguen diferentes tipos de calderas: Calderas de pellets: utilizan únicamente pellets como combustible. Calderas de biomasa: pueden alimentarse con cualquier tipo de biocombustible. El cambio de un tipo de combustible a otro requiere una reprogramación del aparato. Calderas mixtas: pueden utilizar dos biocombustibles diferentes, normalmente leña y pellets. Las estufas de pellets son de menor tamaño y mayor simplicidad que las calderas de biomasa. Se trata de un sistema para instalaciones de calefacción de estancias en el que un ventilador se encarga de expulsar y regular el aire caliente que expulsa la estufa. Se pueden utilizar como sistema único o bien de apoyo a otro sistema que calefacte el resto de la vivienda. Distinguimos varios tipos: De aire: Son las estufas más básicas, pero las más ecológicas y eficientes. Pueden funcionar, además de con pellets, con otro tipo de residuos naturales como las cáscaras de almendras o los huesos de aceituna. Aprovechan hasta un 80% de la energía generada. Canalizable: Permiten calefactar no solo la estancia en la que se encuentran, sino también algunas estancias más mediante la canalización del aire caliente emitido por la estufa. La termoestufa: No solo permite calefactar la estancia en la que están instaladas, sino también alimentar de agua caliente el circuito de radiadores. Incluso tienen la posibilidad de producir Agua Caliente Sanitaria. A continuación, vamos a comentar dos opciones basadas en la misma tecnología, la bomba de calor, pero que presentan distinta forma de captación del calor. AEROTERMIA La aerotermia es un sistema de calefacción que extrae la energía existente en el aire a través de la unidad exterior para cederla al agua que posteriormente se puede utilizar para calefactar la vivienda o para proporcionar Agua Caliente Sanitaria. Este sistema funciona mediante una bomba de calor formada por dos elementos; por un lado, el grupo bomba de calor, que puede estar formada por unidad exterior e interior y, por otro, un depósito de acumulación de ACS. Ambos elementos se encuentran unidos por un circuito compuesto por un evaporador, un compresor, un condensador y una válvula de expansión. Su funcionamiento es el siguiente: Un fluido refrigerante circula por el circuito a baja temperatura y a baja presión; por tanto,

Eficiencia energética. Passivhaus

¿Cuál es el precio por metro cuadradado de una casa pasiva en Galicia y Asturias?

La eficiencia energética cobra cada vez mayor importancia en el mundo de la construcción. De manera casi intuitiva podemos definir la eficiencia energética como el uso inteligente de la energía. Su principal finalidad es proteger el medio ambiente y reducir las emisiones de CO2 que enviamos a la atmósfera. La nueva normativa va encaminada a mejorar la eficiencia energética de las viviendas, por lo que debemos reducir la energía que se consume para climatizarlas.