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El sector de la construcción no se ha caracterizado por la innovación, se sigue usando el sistema tradicional con los materiales de toda la vida.

Según un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia: «Las pequeñas y medianas empresas de construcción españolas priorizan la obtención de contratos y la producción sobre cualquier actividad de I+D […] Estas compañías están muy concentradas en las actividades del día a día y no dedican tiempo a generar ideas creativas».

Sin embargo, la industrialización y las investigaciones que se están realizando han permitido conseguir materiales innovadores, más eficientes y con mejores propiedades y prestaciones. Es por esto que cada vez más se hace muy necesario buscar asesoramiento de expertos en estos materiales y sistemas.

Como ejemplo, hace unos días, la prensa recogía una investigación que están realizando en la Universidad de Princeton sobre las denominadas ventanas inteligentes.

¿En qué nos benefician este tipo de ventanas?

En España, dependiendo de la zona, el clima es notablemente extremo. Tenemos mucho calor en verano pero en invierno las temperaturas bajan drásticamente. Por esta circunstancia, queremos evitar que en verano el sol entre libremente y caliente demasiado las estancias y, sin embargo, en invierno queremos que el sol entre y permita caldear el ambiente. De esta forma se ahorra en refrigeración en verano y en calefacción en invierno. Es precisamente de esto de lo que se encargan las ventanas inteligentes: gestionan de manera dinámica la cantidad de luz natural y calor que puede entrar, ahorrando en el costo de la energía y haciendo que el espacio sea más cómodo. Este sistema promete ser de bajo costo y de fácil instalación en ventanas existentes.

Las ventanas inteligentes requieren energía para funcionar, complicando su instalación en edificios ya existentes. Sin embargo, en el estudio anteriormente mencionado, ingenieros de Princeton han desarrollado un tipo de ventana inteligente que mediante una tecnología de células solares que absorben selectivamente la luz casi ultravioleta son totalmente autoalimentadas.

El uso de luz casi ultravioleta para alimentar estas ventanas significa que las células solares pueden ser transparentes sin imponer restricciones estéticas y de diseño. Las células solares típicas están hechas de silicio y son de color negro para absorber toda la luz visible, por lo que no son adecuadas para esta aplicación.

Los investigadores han conseguido emplear semiconductores orgánicos para fabricar las células solares capaces de obtener una carga eléctrica de la energía solar que consigue tintar casi por completo la capa. Cuando la luz UV cercana al sol genera una carga eléctrica en la célula solar, la carga activa una reacción en la ventana, haciendo que cambie de claro a azul oscuro. Cuando se oscurece, la ventana puede bloquear más del 80 por ciento de la luz.

Las ventanas inteligentes equipadas con acristalamiento controlable pueden aumentar los sistemas de iluminación, refrigeración y calefacción variando su tinte, ahorrando hasta un 40 por ciento en los costos de energía de un edificio promedio.