Los propietarios deseaban una vivienda de uso vacacional, por tanto, de dimensiones ajustadas, pero con un estudio donde poder teletrabajar y una terraza con vistas al mar.
Se diseñó una vivienda con líneas modernas, en dos plantas, con un altillo donde se ubican el estudio y la terraza, generando una doble altura sobre la zona de día. El resto de las estancias se distribuyen en planta baja.
Gracias a los beneficios de ser una vivienda pasiva, se consigue el confort de una primera vivienda en una vivienda que no va a estar habitada todo el año; por lo que independientemente a la duración de la estancia de los propietarios en la misma, siempre estará en condiciones óptimas de temperatura, humedad y calidad de aire, con el ambiente interior limpio, libre de olores, polvo y de componentes químicos.
Además, de tener unos consumos muy bajos, se ha realizado una instalación de placas fotovoltaicas que genera parte de la energía eléctrica que se consume en la vivienda.
En cuanto al interiorismo de esta vivienda, se trató de conseguir un aspecto moderno, acorde a la estética exterior de la misma, combinando elementos metálicos lacados en negro con maderas en tonos claros para aportar calidez. Los tonos neutros definen la base de las estancias, creando espacios acogedores salpicados por pinceladas de color que nos ayudan a conseguir un aire más desenfadado.